Keiko es la candidata de la derecha
Francisco Chamberlain, SJ.
Casa Matteo Ricci, SJ. Ayacucho, Perú
10 de mayo del 2011
Escribo no como sacerdote, sino simplemente como una persona que tiene que decidir cómo y por quién votar el 5 de Junio. Una conclusión a la que he llegado, más evidente cada día, es que Keiko Fujimori es la carta de una derecha que nunca se ha preocupado por el desarrollo del conjunto del país, sino sólo por su bolsillo y sus ganancias. La frase del historiador Heraclio Bonilla hace muchos años es más vigente que nunca: “el Perú ha tenido siempre una derecha dominante, pero nunca dirigente”. Es decir, nunca ha habido en el Perú una derecha cuyos intereses coincidieron con el desarrollo del conjunto del país, y de su gente. Esta derecha en el fondo desprecia a la gente que no sirve para sus intereses económicos, con tonos claramente racistas. Se trata de una derecha que desprecia, y por tanto intenta siempre manipular, el juego democrático. La más reciente y escandalosa expresión de este desprecio por la gente son todos los manipuleos que terminaron con la tragedia de Bagua. Ya que tiene esta derecha el control casi monopólico de los medios grandes, su juego es relativamente fácil.
Por eso, la derecha siempre ha pretendido manipular los procesos electorales, por medio de los medios de comunicación, la prensa, la radio, la TV. Esto es lo que sucede ahora. Keiko ciertamente no era la candidata preferida de esta derecha, pero ahora es la garantía de la continuidad, sin ningún cambio por más moderado que fuera, de un modelo neoliberal que deja al margen a una gran mayoría de nuestra población, y beneficia realmente a lo sumo a sólo a un tercio de los peruanos.
El hecho de que esta derecha, cuyo candidato natural era PPK, haya podido unirse detrás de Keiko en la segunda vuelta, revela nítidamente cómo es. No le importa la larga historia de los crímenes del fujimorismo: el grupo asesino de Colina, la plata del Estado usada para sobornar a los medios de comunicación, la fábrica de planillas falsas para inscribir la tercera re-elección de Alberto en 2000, la plata del Estado usada para pagar la educación de sus 4 hijos en universidades caras de USA, la compra de congresistas, etc. La derecha nuestra puede olvidarse de todo esto, con tal de que se mantenga el modelo económico excluyente que les beneficia. Todos estos actos de su papi Keiko llama “errores”. No le importa a esta derecha que Keiko, si es elegida, busque la forma de sacar a su papi de la cana. ¿Y quién es tan ingenuo como para pensar que Keiko no intentará de cualquier manera liberar a su padre de la cárcel que merece por crímenes abominables? Errores puede cometer cualquiera, pero Señora, las cosas indicadas arriba -¡y hay muchas más!- no son errores, sino crímenes premeditados que merecen sanción. Sin embargo, con tal de que se mantenga el modelito económico que les beneficia, aunque excluye a vastos sectores de nuestra población, los líderes de la derecha están contentos porque saben que Keiko los apoyará.
Cuando nuestra derecha apoya tan decididamente, con plata y con medios, a la candidatura de Keiko Fujimori, los ciudadanos y ciudadanas de a pie debemos reflexionar: ¿a quién beneficia el voto por Keiko? ¿Beneficia al pueblo que lucha por ser incluido y tomado en cuenta en las decisiones que afectan a sus vidas? ¿Beneficia al desarrollo de una verdadera democracia en nuestro país? O más bien, ¿no beneficia a los que siempre han marginado a vastos sectores de nuestro pueblo?
La gran mayoría de hombres y mujeres que votaron por Keiko en la primera vuelta deben de nuevo pensar su voto y preguntarse de nuevo: ¿quién está detrás de la candidatura de Keiko, y a quién de veras será beneficiado con su elección como presidente?

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